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Etimología. Nombrado en honor a Esperanza Beltrán-Tejera, micóloga, botánica, por su contribución al conocimiento de la micobiota macaronésica.
Basidioma resupinado, adnado, al principio orbicular, formando pequeñas placas, luego confluente y efuso, crustáceo a ceréo en seco. Himenóforo liso, pruinoso bajo la lupa, finamente agrietado en las partes más viejas, de blanco a amarillento, más oscuro con la edad. Margen finamente fibriloso en ejemplares jóvenes, posteriormente abrupto, no especialmente diferenciado. Sistema hifal monomítico. Hifas de paredes delgadas a gruesas, muy ramificadas, con fíbulas, de 3 a 4 micras de ancho; las del subículo son mayoritariamente horizontales y están ligeramente entrelazadas; las del subhimenio, verticales y densamente entrelazadas; abundantes cristales, especialmente en los cuerpos fructíferos antiguos. Hifidios numerosos, escasamente ramificados, de paredes delgadas a gruesas, con incrustaciones de pequeños cristales en el ápice. Cistidios de dos tipos: 1) tubulares, capitados, de paredes delgadas a moderadamente gruesas, que se proyectan en el himenio, 70-130 x 9-13 micras; 2) cistidios cilíndricos a fusiformes, de paredes delgadas a moderadamente gruesas, normalmente incluidos, 80-160 x (6-)8-14 micras. Basidios claviformes, más o menos pedunculados, sinuosos, (55-)65-100 x 6-12 micras, con cuatro esterigmas y fíbula basal. Basidiósporas alantoides, cóncavas adaxialmente, (12) 14-23 x (4,5) 5-7 micras, Q = 2,7, de paredes delgadas, lisas, no amiloides, no cianófilas, a menudo con septos adventicios, con gotas de aceite en el protoplasma.
Sustrato: por lo general Cistus.